Algunas cosas que recuerdo de mi infancia son algunos programas de televisión y películas en donde nos vendían la idea de que el futuro sería muy diferente a como vivíamos en ese entonces, un futuro lleno de alta tecnología, donde los coches volaban y en donde también podían existir máquinas llamadas robots llenas de poderes extraordinarios para que le “facilitara” la vida al ser humano (cómo olvidar a “Robotina” del programa de “Los Supersónicos”). Y ya han pasado 9 años desde el comienzo del siglo XXI, y aún los coches siguen sobre el pavimento, pero con lo que respecta a los robots, se han logrado cosas antes inimaginables.
¿Y en verdad será necesario crear robots? Aunque no lo creamos, tienen su lado bueno. Sobre todo en la medicina, donde se han podido crear “brazos robóticos” o también llamados “brazos biónicos”, tecnología que sirve de prótesis y que puede ser de gran ayuda para la mayoría de la población amputada.
¿Tendrán su lado malo? Quizá no, al fin y al cabo los seres humanos los estamos creando con fines diversos. Como juguetes que pueden realizar cientos de movimientos, como mascotas de plástico que reconocen la voz y la cara de sus dueños, obedecen órdenes y no muerden ni ensucian la casa, robots que pueden correr, saltar, bailar, hablar en diferentes idiomas y hasta esclara el Gran Cañón con un solo par de baterías.
El ser humano es ambicioso, busca crear más allá de sus límites, busca que las máquinas o robots realicen trabajos quizás peligrosos con los mejores resultados, busca también optimizar tiempo, minimizar errores y disminuir costos de mano de obra. Como mencioné al principio de este texto: “facilitar la vida del hombre”.
En general, no hay por qué temerle a los robots, y tomar en cuenta que la tecnología avanza a pasos agigantados y que próximamente veremos a un robot capaz de hacer cosas que no hayan hecho sus antecesores.
Sin embargo me parece que por más que lo intente, un robot nunca cumplirá al 100% con todas las características y capacidades del hombre, como la capacidad que tenemos de amar. El ser humano es irremplazable en ese aspecto.
Por lo pronto yo espero seguir viendo el proceso de cómo los robots van mejorando con el tiempo y, por qué no, llegar a ver los autos volar.
Fuentes de consulta:
ALOR, Jorge. “Robots: del circuito a tu interior” de revista Sputnik. Número 103. Revista mensual. México.
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• Aideé Cecilia es alumna del grupo A201-X de la Licenciatura en Comunicación Multimedia
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